Mi prima de 5 años fue quien me animó a escribir sobre las elecciones, cuando hace un par de tardes la observé cómo elegía entre
tres muñecas que tenía. Le habían dicho que sólo podía llevarse una a la calle,
y para decidir cuál de ellas sería, cantaba la rifa que todos conocemos de “una dole
tele catole quile quilete estaba la reina en su gabinete…”.
Lo repitió tres o
cuatro veces, ya que la elección que dejó a la suerte no era de su agrado. Ni
que decir tiene que finalmente llevó consigo la muñeca que nunca salía elegida
con la rifa.
Cuando crecemos, y estamos frente
a una elección algo más difícil que decantarse por una muñeca, analizamos las
situaciones con sus PROS y sus CONTRAS.
Hacemos dos columnas y comenzamos a escribir cosas por las
que la elección sería buena, y cosas por las que sería mala. Pero ser objetivos
con nosotros mismos es complicado; si creemos que será buena, conseguiremos
encontrar razones para añadir más pros que contras a nuestro folio en blanco.
Por el contrario, si de verdad no lo deseamos, o no estamos seguros, será la columna de los contras
la que tenga mayor número de razones.
También, hay quien prefiere dejar
la elección al azar, y utiliza el truco de la moneda: “si sale cara, SI; si
sale cruz, NO.” No sé vosotros, pero yo misma muchas veces, después de lanzar la moneda al
aire, he terminado eligiendo la opción que desde un principio quería.
Esto ocurre porque a veces nos
cuesta arriesgar. Sabemos lo que queremos, lo que nos dicta el corazón, pero no
siempre nos atrevemos a hacerle caso.
Por supuesto que no es algo sencillo. En la otra cara de la moneda está el miedo.
El miedo es una reacción natural de nuestro cuerpo, un mecanismo de defensa como respuesta a un peligro o amenaza, que puede ser real, pero también imaginario. El miedo aprendido es ese que se obtiene bien después de haber vivido una experiencia negativa, como el miedo a las picaduras de avispa o acudir al dentista, o bien porque nos han hecho aprenderlo.
El miedo nos impide avanzar.
“Ten el coraje de seguir tu corazón y tu intuición, de algún modo ellos ya saben lo que realmente tú quieres saber. Todo lo demás es secundario”, dijo Steve Jobs, cofundador de Apple, en uno de los discursos más inspiradores que se han escuchado (en este enlace podéis visualizar ese momento: http://www.youtube.com/watch?v=HHkJEz_HdTg).
Hay algo peor que el miedo, y es la duda eterna. "¿Y si....?"; "¿Y si hubiera hecho aquello?; "¿Y si le hubiera dicho...?".
Planteémonos en su lugar "¿Y si sale bien?", y sigamos luchando.
Ya lo decía El Principito: "Sólo
con el corazón se puede ver bien, lo esencial es invisible a los ojos.”
Hagámosle caso.
Sigue buscando. No te conformes. Sigue a tu
corazón. Feliz semana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿Te ha gustado? Déjanos tu opinión :)